domingo, 24 de octubre de 2010

VIOLENCIA FAMILIAR

CONFLICTOS FAMILIARES

CONFLICTOS FAMILIARES

Cuando una familia se encuentra a la deriva y sin dirección clara, decimos que existe un conflicto. En palabras simples, una situación de tensión hace presión en la familia y se requieren ciertos cambios dinámicos que la estabilicen. Los roles, los valores y los objetivos se pierden y se hacen confusos en la medida que el conflicto siga permaneciendo en el sistema.

Los problemas, crisis y conflictos en la familia hacen necesario un cambio, que a su vez llevarán a redefinir un nuevo sistema de relaciones.

El cambio fundamental que se espera definirá nuevas formas de comportamiento de los miembros de la familia. Todo aquello que implica un cambio permite crecer y aprender de nosotros y de quienes nos rodean. Por lo tanto, los conflictos familiares son avances y crecimientos, que se experimentan en todo grupo humano.

Siempre hay que mantenerse alerta a los problemas, y situaciones que estresen, para comenzar a trabajar en la superación y solución de los mismos. Hay situaciones que se mencionan a menudo como crisis: la separación de los padres, la pérdida de un miembro de la familia (duelo), la etapa de la adolescencia en los hijos, infidelidad conyugal, pérdida del trabajo (cesantía), etc.

Hay que tener en cuenta que lo que puede ser motivo de conflicto en un hogar, en otro puede no serlo. Depende de la familia y de los recursos (hábitos, pautas de conducta, reglas, etc.).

Además, siempre existen obstáculos que van a interferir en el cambio. En general, estos están encubiertos y una manera de identificarlos objetivamente es con la ayuda de terapia.

Los obstáculos, aparecen en las reglas de la familia, en las metas y objetivos de la familia, en la definición de los roles de cada miembro, en la comunicación, en la historia familiar y en la intimidad de cada uno.

Entonces, se deberá investigar la raíz del conflicto, para comenzar con pautas puntuales de intervención en el ambiente familiar. Es fundamental que cada integrante colabore y tenga confianza que entre todos pueden superar el problema. La actitud positiva y abierta ayuda a mantener la opción de una solución sanativa.

Quienes necesitan de un trato delicado y cuidadoso son los niños, por ser los más vulnerables debido a que su estructura mental, emocional y física, se encuentra en formación. Por ello, es común encontrar problemas de autoestima, depresiones, inadaptación social, enuresis secundaria, problemas académicos, que se evidencian tras un conflicto familiar.

La vida en familia es un medio educativo para todos, en la cual debemos dedicar tiempo y esfuerzo. La familia, es nuestra fuente de socialización primaria. Por ello, es la instancia que moldea pautas de conducta y actitudes de quienes son sus integrantes. No es menos cierto que los conflictos no se pueden evitar en la mayoría de las situaciones. Pero, debemos estar preparados para afrontarlos. Al igual como nos alimentamos balanceadamente para mantener nuestro organismo alejado de posibles enfermedades.

Lo mismo acontece con los conflictos. Una familia nutridora, será portadora de anticuerpos capaces de hacerle frente a cualquier dificultad y le será más fácil poder salir airosa.

Debemos tener presente de una familia nutridora:

La casa en la que vive la familia es fundamental.

La limpieza, el orden y el mantenimiento son tareas importantes que se pueden realizar en común acuerdo y designación de tareas, procurando que estas no ahoguen las relaciones entre los miembros dedicándose férreamente a estas.

No olvidar expresar las opiniones y dejar que los hijos también se expresen.

Ser coherente, para que nuestro actuar y pensar se complementen.

Ser paciente, ayuda a la tolerancia y el respeto por los demás.

Demostrar nuestro cariño por los demás con nuestra actitud.

Alabar cuando algún miembro de la familia se destaque.

Acostumbrarse, a pedir perdón por los errores.

Mantener conversaciones familiares y tiempo de convivencia sistemática.

Escuchar siempre con atención

Crear situaciones de diversión familiar.

Mantener valores y reglas claras que no lleven a confusiones, y sean respetadas por todos.

Los conflictos son resueltos por ellos mismos, ya que, tienen las herramientas anteriormente descritas, que son tan necesarias e imprescindibles en toda familia.

domingo, 26 de septiembre de 2010

Los errores más comúnes en la educación de tus hijos

Estilos de padres y la importancia del apego en la crianza de los hijos

ESTILOS DE CRIANZA


Los estilos de crianza que los padres y madres utilizan con los hijos se han clasificado en tres tipos:

Estilo autoritario. Los padres que utilizan este estilo valoran sobre todo la obediencia y el control. Tratan de hacer que los niños se adapten a un estándar de conducta y los castigan con dureza si no lo hacen. Son más indiferentes y menos afectuosos que otros padres. Sus hijos tienden a estar más inconformes, a ser retraídos e insatisfechos.

Estilo permisivo. Son padres que valoran la autorregulación y la autoexpresión. Hacen pocas exigencias a sus hijos, dejando que sean los mismos niños quienes controlen sus propias actividades tanto como sea posible. Consultan con sus hijos las decisiones y rara vez los castigan. No son tan controladores y exigentes y son relativamente afectuosos. Sus hijos en edad preescolar tienden a ser inmaduros, con menor capacidad de autocontrol y menor interés en explorar.

Estilo democrático. Estos padres respetan la individualidad del niño aunque hacen énfasis en los valores sociales. Dirigen las actividades de sus hijos de un modo racional. Respetan los intereses, las opiniones y la personalidad de sus hijos, aunque también los guían. Son cariñosos y respetan las decisiones independientes de sus hijos, aunque se muestran firmes para mantener las normas e imponen castigos limitados. Explican a los hijos los motivos de sus opiniones o de las normas y favorecen el intercambio de opiniones.

Los hijos se sienten seguros porque saben que sus padres los quieren y porque saben lo que se espera de ellos. En edad de preescolar, los hijos de estos padres tienden a confiar más en sí mismos y a controlarse, manifiestan interés por explorar y se muestran satisfechos.

Por tanto, el estilo democrático de paternidad parece ser el más beneficioso para los niños. Estos padres tienen unas expectativas razonables y unas normas realistas, lo cual amplía la competencia de sus hijos.

En cambio, los hijos de padres autoritarios tienen un control tan estricto que a menudo no pueden tomar una decisión sobre un comportamiento en particular porque están demasiado preocupados por lo que sus padres pensarán o harán.

Los niños de hogares permisivos reciben muy poca orientación o guía por parte de sus padres. Esto hace que a menudo se vuelvan inseguros y ansiosos porque no saben si lo que hacen es correcto.

En los hogares democráticos existen normas y los padres dejan claro lo que esperan de sus hijos, lo cual da seguridad a los niños. Se espera de ellos que cumplan sus compromisos y participen en las obligaciones y en la diversión de la familia. Estos niños saben lo que significa cumplir con sus responsabilidades y conocen la satisfacción de cumplir con ellas y lograr el éxito. Por este motivo son más competentes y tienen una mayor confianza en sí mismos.
La importancia del amor hacia los hijos

Durante los primeros cinco años de vida, el aspecto más importante de la paternidad es cómo se sienten los padres respecto a sus hijos y la manera como demuestran sus sentimientos.

En investigaciones realizadas con adultos, la influencia más importante que sus padres han tenido en ellos, estaba relacionada con cómo los habían amado, jugado con ellos y demostrado su afecto, sobre todo las madres.

Los niños más amados se convierten en adultos más tolerantes con los demás, más comprensivos y con más interés por los demás.

Las personas que han crecido en hogares donde se les consideraba un fastidio y una interferencia en la vida de los adultos eran menos maduras. Sus padres no habían sido tolerantes ante el ruido, el desorden o el alboroto típico de los niños, y habían reaccionado de manera desagradable ante la agresividad de los niños o ante el juego sexual normal de la niñez y las expresiones de dependencia.

LA FAMILIA


La familia, según la Declaración Universal de los Derechos Humanos, es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado.Los lazos principales que definen una familia son de dos tipos: vínculos de afinidad derivados del establecimiento de un vínculo reconocido socialmente, como el matrimonio—que, en algunas sociedades, sólo permite la unión entre dos personas mientras que en otras es posible la poligamia—, y vínculos de consanguinidad, como la filiación entre padres e hijos o los lazos que se establecen entre los hermanos que descienden de un mismo padre. También puede diferenciarse la familia según el grado de parentesco entre sus miembros.

No hay consenso sobre la definición de la familia. Jurídicamente está definida por algunas leyes, y esta definición suele darse en función de lo que cada ley establece como matrimonio. Por su difusión, se considera que la familia nuclear derivada del matrimonio heterosexual es la familia básica. Sin embargo las formas de vida familiar son muy diversas, dependiendo de factores sociales, culturales, económicos y afectivos. La familia, como cualquier institución social, tiende a adaptarse al contexto de una sociedad. Esto explica, por ejemplo, el alto número de familias extensas en las sociedades tradicionales, el aumento de familias monoparentales en las sociedades industrializadas y el reconocimiento legal de las familias homoparentales en aquellas sociedades cuya legislación ha reconocido el matrimonio gay.



Las familias pueden ser clasificadas de diversas maneras.

Familia nuclear, formada por la madre, el padre y su descendencia.
Familia extensa, formada por parientes cuyas relaciones no son únicamente entre padres e hijos. Una familia extensa puede incluir abuelos, tíos, primos y otros parientes consanguíneos o afines.
Familia monoparental, en la que el hijo o hijos vive(n) sólo con uno de los padres.
Familia homoparental, en la que el hijo o hijos vive(n) con una pareja homosexual.
otros tipos de familias, aquellas conformadas únicamente por hermanos, por amigos (donde el sentido de la palabra "familia" no tiene que ver con un parentesco de consanguinidad, sino sobre todo con sentimientos como la convivencia, la solidaridad y otros), etcétera, quienes viven juntos en el mismo espacio por un tiempo considerable.
En muchas sociedades, principalmente en Estados Unidos y Europa occidental, también se presentan familias unidas por lazos puramente afectivos, más que sanguíneos o legales. Entre este tipo de unidades familiares se encuentran las familias encabezadas por miembros que mantienen relaciones conyugales estables no matrimoniales, con o sin hijos. El Día Internacional de la Familia se celebra el 15 de mayo.
Según expone Claude Lévi-Strauss, la familia tiene su origen en el establecimiento de una alianza entre dos o más grupos de descendencia a través del enlace matrimonial entre dos de sus miembros. La familia está constituida por los parientes, es decir, aquellas personas que por cuestiones de consanguinidad, afinidad, adopción u otras razones diversas, hayan sido acogidas como miembros de esa colectividad.

Las familias suelen estar constituidas por unos pocos miembros que suelen compartir la misma residencia. Dependiendo de la naturaleza de las relaciones de parentesco entre sus miembros, una familia puede ser catalogada como familia nuclear o familia extensa. El nacimiento de una familia generalmente ocurre como resultado de la fractura de una anterior o de la unión de miembros procedentes de dos o más familias por medio del establecimiento de alianzas matrimoniales o por otro tipo de acuerdos sancionados por la costumbre o por la ley (como el caso de las sociedades de convivencia en México).

La integración de los miembros de la familia, como en el caso de los grupos de parentesco más amplios como los linajes, se realiza através de mecanismos de reproducción sexual o de reclutamiento de nuevos miembros. Si se considerara que la familia debe reproducirse biológicamente, no podrían conceptualizarse como «familias» aquellos grupos donde Ego [4] o su consorte (o ambos) están incapacitados de reproducirse biológicamente.

En estos casos, la función reproductiva se traslada a los mecanismos de reclutamiento socialmente aceptables —como la adopción—. El reclutamiento de nuevos miembros de una familia garantiza su trascendencia en eizadora de la familia en Occidente se ha debilitado conforme se fortalecen las instituciones especializadas en la educación de los niños más pequeños. Esto ha sido motivado, entre otras cosas, por la necesidad de incorporación de ambos progenitores en el campo laboral, lo que lleva en algunas ocasiones a delegar esta función en espacios como las guarderías, el sistema de educación preescolar y, finalmente, en la escuela. Sin embargo, este fenómeno no se observa en todas las sociedades; existen aquellas donde la familia sigue siendo el núcleo formativo por excelencia.

Por otra parte, la mera consanguinidad no garantiza el establecimiento automático de los lazos solidarios con los que se suele caracterizar a las familias. Si los lazos familiares fueran equivalentes a los lazos consanguíneos, un niño adoptado nunca podría establecer una relación cordial con sus padres adoptivos, puesto que sus "instintos familiares" le llevarían a rechazarlos y a buscar la protección de los padres biológicos. Los lazos familiares, por tanto, son resultado de un proceso de interacción entre una persona y su familia (lo que quiera que cada sociedad haya definido por familia: familia nuclear o extensa; familia monoparental o adoptiva, etc.). En este proceso se diluye un fenómeno puramente biológico: es también y, sobre todo, una construcción cultural, en la medida en que cada sociedad define de acuerdo con sus necesidades y su visión del mundo lo que constituye una «familia».

domingo, 12 de septiembre de 2010

La importancia de la relación interpersonal

En la sociedad actual cada vez se da con mayor frecuencia un mayor uso de los medios de comunicación audiovisuales de masas y, aunque parezca paradójico, existe cada vez menos comunicación interpersonal.

Nos hemos acostumbrado al uso de la radio y de la televisión que únicamente permiten una información unidireccional. Es decir, tan sólo podemos escuchar pero no podemos intervenir para preguntar más, sugerir y ni siquiera volver a escuchar la noticia. Nos estamos acostumbrando a ser espectadores pasivos. En algunos momentos pienso que todo esto no es un fenómeno aleatorio sino intencional, la sociedad neoliberal está interesada en que las personas no seamos excesivamente sensibles y reivindicativas.

Sin embargo, lo que es bueno para la economía global no lo es tanto para las personas consideradas de una forma individual.

Este fenómeno de la incomunicación existe tanto dentro de la familia como en otros entornos tanto formales como informales. Y también se da en todas las capas sociales y en todas las edades.

Desde mi experiencia como orientador puedo afirmar que la falta de empatía (ponerse en situación del otro), de tiempo para escuchar, de fluidez comunicativa es un verdadero problema. Y esta circunstancia se puede percibir perfectamente en los niños, ya que son mucho más espontáneos y exteriorizan esa falta de hábito de hablar y escuchar. Cuando escriben cualquier redacción o se les pide que cuenten alguna experiencia incluso suelen tener problemas para transmitir hasta los sentimientos más objetivos. Y no es exclusivamente un problema de vocabulario sino de práctica. Los chicos y chicas no están acostumbrados a contar sus emociones, preocupaciones y sentimientos ni oralmente, ni por supuesto, por escrito.

No hay que confundir la conversación informal e intrascendente, comentarios acerca del partido de fútbol, de la novela del mediodía o de los chismes de los famosos con la conversación íntima. Si hacemos una reflexión crítica ¿cuántas veces y con quiénes nos sinceramos realmente? ¿cuándo contamos nuestras preocupaciones o proyectos? Los que a veces denominamos amigos son en la mayoría de los casos compañeros de diversión.

Si esta necesidad de comunicación es importante para un adulto todavía lo es más para un niño ya que adolece de otros mecanismos compensadores de esta carencia. Desde aquí, hago una llamada a los padres y madres para que invirtáis más tiempo en hablar y escuchar a vuestros hijos. Sin duda alguna, en el futuro recibiréis con creces esta inversión.
Juan Antonio Planas Domingo. Jefe del Departamento de Orientación del IES Tiempos Modernos de Zaragoza y Presidente de la Confederación de Organizaciones de Psicopedagogía y Orientación de España

Relaciones Interpersonales

Una relación interpersonal es una asociación de largo plazo entre dos o más personas. Estas asociaciones pueden basarse en emociones como el amor y el gusto, negocios y actividades sociales. Las relaciones interpersonales tienen lugar en una gran variedad de contextos, como la familia, amigos, matrimonio, amistades, trabajo, clubes, barrios, y las iglesias. Que puede ser regulado por ley, costumbre o acuerdo mutuo, y son la base de los grupos sociales y la sociedad en su conjunto.
El éxito que experimentemos en nuestra vida depende en gran parte de la manera como nos relacionemos con las demás personas, y la base de estas relaciones interpersonales es la comunicación. Hablo particularmente de la manera en que solemos hablarles a aquellos con quienes usualmente entramos en contacto a diario, nuestros hijos, esposos, amigos o compañeros de trabajo.